domingo, 29 de noviembre de 2009

Secuestro, vivo o muerto


Aunque el título pueda sonar a película de Hollywood, lo cierto es que la realidad vuelve a superar a la ficción una vez más.
No cabe duda de que los secuestros son el pan nuestro de cada día. Según un estudio publicado por la ONG holandesa IKV Pax Christi, atendiendo a las cifras oficiales publicadas en 2006, fueron cometidos al menos 25.000 secuestros en ese año a nivel mundial. Y eso que, recalcó, las frías estadísticas encubren algunos casos que no llegan a ser denunciados ante las autoridades y que, China, con su ingente población, no aparece en dicho análisis puesto que el Gobierno asiático no aporta datos. Aún así, este movimiento por la paz mantiene que con base en estimaciones confiables, resulta verosímil pensar que el número real de casos de secuestro haya sobrepasado los 100.000.
Atendiendo al número total, México encabeza esta macabra lista por delante de Irak, India, Sudáfrica y Brasil. Si analizamos la cantidad en función del número de habitantes que hay en cada país, Irak sobrepasaría a México, siendo el tercer lugar para Chechenia, el cuarto para Ecuador y el quinto para Brasil.
En el estudio (de 68 páginas), se abordan las diferentes situaciones en cada uno de los países y la forma de actual de los Gobiernos. Curiosamente, nuestro país cuenta con su particular espacio referido concretamente al secuestro del Playa de Bakio. (que lejano queda ya, ¿verdad?).
No obstante, confieso que el origen de este artículo no respondía tanto a dicho estudio. Es más, confieso que di con él mientras buscaba datos concretos respecto al número de secuestros habidos en el mundo en los últimos años para contextualizar otra información.
La ‘culpable’ y el origen de todo fue Nieves Concostrina y su espacio de Radio 5 Todo Noticas: Polvo Eres. Un ‘quesito’ que trata sobre temas relacionados con la muerte desde un punto de visto desenfadado e instructivo.
El caso es que durante la semana que ya termina, Nieves sacó a la luz dos casos con un denominador común: el secuestro de cadáveres. El primero, en Austria; el segundo en Galicia. Cada uno con su propia idiosincrasia. Y lo más preocupante: no son, ni mucho menos, casos aislados.
En Austria, el protagonista muy a su pesar es Friedrich Karl Flick, un millonario que vivió atormentado con la posibilidad de un secuestro y que ha visto como éste llegó cuando yacía bajo tierra. Los hechos tuvieron lugar hace un año, por lo que el delito, en caso de capturar a los secuestradores, habría prescrito. Porque claro, al tratarse de un muerto, el Código Penal austriaco entiende que sólo hubo un atentado contra la tranquilidad del difunto y no secuestro. Por si el asunto no fuera suficientemente llamativo, diversas teorías apuntan a que la banda fue la misma que trato de secuestrar hace tres años el cadáver de la madre de Arnold Schwarzenegger.
¿El objetivo? Al igual que en el caso del secuestro de ‘personas vivas’, obtener un jugoso rescate ya que, según parece, Flick dejó tras de sí una fortuna de 6.000 millones de euros.
Por su parte, en el caso hispano, la trama es aún más retorcida o eso parece.
Hace dos años falleció un rico empresario. Como siempre, la viuda y sus tres hijas reconocidas se repartieron la herencia, pero en estas surgió un supuesto cuarto hijo que reclamó su parte. El juez ordenó tomar una serie de muestras al cadáver, pero, al acudir al nicho, se lo encontraron vacío.
Lógicamente, la familia legal del empresario asegura no saber nada del asunto y ha denunciado la desaparición, pero se antoja extraño que, si lo hubieran secuestrado para obtener dinero (en vez de para evitar las pruebas de ADN), los delincuentes no hayan solicitado algún rescate.
Sea como fuere, está claro que los secuestros no nos dejarán dormir tranquilos ni en esta, ni en la otra vida.

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