miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿Por qué lo llaman cumbre?


Antes de entrar en materia, déjenme presentarles hipotéticas situaciones.

Situación A: Un grupo de colegas se desplaza a la residencia de uno de ellos para una de sus habituales encuentros. Como siempre, visten de acuerdo a las costumbres del anfitrión. Una costumbre que se trasforma en un trastorno para muchos cuando el hospedador de la próxima fiesta anuncia que para entonces deberán vestir falda.

Situación B: Nueva reunión, en este caso en un país relativamente lejano. Aprovechando las horas libres, uno de los asistentes, monta una fiesta a la que invita (les pagó 50 euros por cabeza), a 200 mujeres. Eso sí, para entrar deben tener entre 18 y 35 años y medir más de 1,70.

Situación C: Una empresa importante, hace un llamamiento urgente para resolver un tema de vital importancia. Pese al dramatismo de la llamada, los peces gordos de dicha compañía hacen oídos sordos a la cita y mandan a sus subalternos. Todos menos uno. Un ejecutivo responsable, pensarán. No crean. Acude simplemente porque así evitar dar la cara ante sus padres que iban a exigirle cuentas por los desfalcos cometidos durante años en el hogar.

Situación D: Un país importante tiene que elegir a sus principales cargos. Pero, ¡oh, sorpresa!. Lejos de procederse a las naturales elecciones democráticas, un grupo de elegidos se reúne una noche a cenar para elegir a dedo y sin ningún tipo de consultas con el pueblo a los nuevos rectores de dicho país. Para colmo, cada uno de los asistentes a dicho ágape, acude con sus particulares candidatos y lanzando proclamas como la siguiente: “Necesitamos a alguien que pueda parar el tráfico en cualquier capital europea” con motivo de una visita a dicha ciudad.

Tras esta introducción y parodiando a una profesora que estos días me da clases (es sólo una forma de hablar, claro), permítanme que utilice yo también el diccionario de la lengua española para definir el término cumbre en su acepción tercera que es la que más nos interesa.
Cumbre: Reunión de máximos dignatarios nacionales o internacionales para tratar asuntos de especial importancia.
Pues bien, recuerdan el caso A. En realidad hablaba de la cumbre de países que participan en la asamblea de la Asociación Asia-Pacífico (APEC), que suman más del 50% del PIB mundial y que parecían más estresados por el hecho de que la próxima cita tendrá lugar en Hawai (con las correspondientes faldas para posar en la foto de turno) que por arreglar el desaguisado económico internacional.
La situación B hace referencia a Muammar el Gaddafi, mandatario libio, que aprovechando la cumbre mundial sobre la seguridad alimentaria de la FAO que estos días se celebró en Roma, montó una fiesta particular aunque, según las informaciones se trató de “una especie de catequesis islámica en un par de horas” con entrega de un Corán de regalo. El propósito, convencerlas para que se convirtieran al islam. La pregunta es: ¿acaso Gaddafi no quiere convertir a los hombres o a las mujeres más pequeñitas?
Para la situación C seguimos en Roma, en esa cumbre de la FAO que, pese a las palabras del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, anunciando que en un día mueren 17.000 niños en el mundo; no contó con la presencia de los jefes de Estado de los países occidentales, excepto Silvio Berlusconi. El mandatario italiano no acudió por ser el anfitrión ni por compromiso político, sino para eludir un juicio en Milán en su contra que se celebraba en esas mismas fechas y para el que solicitó aplazamiento a coincidir con la cumbre)
Por último y quizás una de las más llamativas, la situación D hace referencia a la cumbre-cena que protagonizarán mañana jueves los dirigentes de los países que conforman la UE con el propósito de elegir al primer presidente del Consejo de la Unión Europea y al primer ministro de Asuntos Exteriores.
Un asunto de enorme trascendencia que, como bien denunciaba Lluís Bassets en su blog, es un ejemplo antidemocrático ante el mundo ya que, en lugar de dar la oportunidad al pueblo para decidir lo hará “el colegio electoral más pequeño del mundo (...) Son 27 los electores, no se sabe quiénes son los candidatos y apenas quiénes pueden serlo, no hay ni puede haber campaña ni debate alguno, y todo se resolverá en una zaragata de reunión a puerta cerrada de la que con suerte se filtrarán algunos detalles a la prensa. Y por cierto, tampoco se sabe exactamente cuáles son las competencias de los puestos que hay que ocupar”.
Visto lo visto, ¿por qué lo llamarán cumbre cuando quieren decir otra cosa?

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