lunes, 23 de agosto de 2010

Clasificaciones


Recientemente volví a ver la película Expediente X (sí, lo admito, hubo una época, la de los primeros tiempos de Mulder y Scully en que era fan de la serie) y me llamó la atención una frase. De hecho, me llamó la atención porque los guionistas se encargan de dejarte claro que es uno de los mensajes con el que el espectador ha de quedarse tras abandonar la butaca (además, por si las moscas, te la dicen al principio y la repiten al final de la película).
La frase en la cuestión es esta: “...tu historia pueda ser programada, etiquetada o clasificada con facilidad”.
El caso es que al escucharla pensé en la costumbre tan arraigada que tenemos de clasificarlo todo y compararlo todo. Pensamiento que anida en mí, entre otras cosas por la profusión de tablas, clasificaciones y comparativas que he visto en los últimos tiempos.
Así, recientemente, la revista Newsweek publicaba la lista de los 100 mejores países atendiendo a la educación, la salud, la calidad de vida, el dinamismo económico y las políticas medioambientales. En el caso de nuestro país, ocupamos la vigésimo primera posición a nivel global, destacando el cuarto lugar en salud como mayor logro y el trigésimo segundo en educación como mayor defecto.
Por su parte, la revista Foreign Policy publicaba en su último número una lista de estados fallidos y de los 23 peores tiranos. Afortunada y lógicamente, en este caso nuestro país no aparece entre los seleccionados.
En cuanto a los países, el peor parado sigue siendo Somalía, un habitual en este tipo de listados, seguido de Chad, Sudán, Zimbaue y República Democrática del Congo. Por lo que toca a los tiranos en el poder, el dudoso honor de ser el número uno le correspondía a Kim Jong Il, de Corea del Norte.
Y ahora, una de las mejores desde mi punto de vista. Esta es obra de The Economist. En ella se representa el porcentaje sobre el PIB Mundial de las mayores potencias en los últimos dos mil años. La sorpresa es que lo que ahora se comenta tantísimo (que a finales de la próxima década China será la primera potencia económica y que India también viene con fuerza), no deja de ser sino una vuelta a los viejos tiempos (antes de que la Revolución Industrial les dejase descolocados). Eso sí, como ya dije en otro post, una cosa es tener más PIB y otra MUY distinta es tener más PIB por habitante (en ese aspecto, están aún a años luz)
Pero no crean que son las únicas clasificaciones que me llamaron la atención en los días previos o inmediatamente posteriores al visionado de Expediente X. También me resultó sorprendente comprobar la lista de emolumentos que reciben los pilotos de la fórmula uno. No tanto porque Alonso (30 millones al año sin incluir ingresos publicitarios) y Hamilton (16) estén en cabeza; sino porque hasta 10 pilotos cobran 500.000 o menos euros al año, cuando yo suponía que el dinero fluía con desenfreno por todo el circo mundialista.
De hecho, hasta leí una clasificación que realizó Carlo María Cipolla en su Teoría de la estupidez humana (ller su obra Allegro ma non troppo). En la misma, el autor italiano establecía cuatro categorías: incautos, (benefician a los demás y se perjudican a sí mismos), inteligentes, (benefician a los demás y a sí mismos), estúpidos (perjudican a los demás y a sí mismos) y malvados, (perjudican a los demás y se benefician a sí mismos).
Llegados a este punto, no puedo evitar la pregunta: ¿Y vosotros qué creéis que sois?