lunes, 8 de febrero de 2010
Del ciclismo al cycling
A continuación os dejo un fantástico artículo de Jesús Gómez Peña, una de mis debilidades en el mundo del 'periodismo ciclista', publicado en El Correo. Que lo disfruten.
Cuando está en eclipse, la luna se ve oscura y encerrada en su propio anillo de luz. Algo así le sucede al viejo ciclismo europeo y, en especial, al español: Contador, Valverde y Samuel Sánchez coparon el podio de la clasifición del UCI Pro Tour. España fue líder total. Se encadenaron victorias en el Tour (Contador), la Vuelta (Valverde), París-Niza (León Sánchez), Vuelta al País Vasco (Contador), Gante-Wevelgem (Valverde), Volta (Veloso), Dauphiné y San Sebastián (Valverde) y Benelux (Iván Gutiérrez). Ese brillo no ocultó sin embargo el páramo del pelotón español: en la élite sólo cuenta con el Euskaltel-Euskadi, el Caisse d'Epargne (patrocinado por una caja de ahorros francesa) y el Footon-Servetto (también con financiación extranjera). Luz por fuera; negro por dentro. Eclipse más que parcial. Y mientras ese deterioro invade las carreteras de la vieja Europa ciclista, surge el poder anglosajón: británicos, estadounidenses, australianos... Ciclismo traducido al inglés: cycling.
Para derrotar a Contador, Armstrong se ha blindado con el mejor equipo, el RadioShack, una firma estadounidense. De allí también es el Columbia de Cavendish y Greipel, la escuadra más rentable del mundo. Nadie gana más carreras. Y en su mismo idioma habla el Sky británico, la gran novedad de la temporada que ayer vivió el inicio en Palma de la Vuelta a Mallorca. Los responsables del Sky tienen una meta: «Hay que crear héroes para inspirar a los telespectadores». Sky se dedica a la televisión. El entretenimiento. Las películas. Y ve el ciclismo como una historia hecha para la televisión. En eso coincide con Armstrong, que ha hecho de su vida deportiva el guión pefecto para un largometraje.
El RadioShack tiene al viejo heptacampeón del Tour. El Sky, a Wiggins. El Columbia, a Boasson Hagen, el noruego destinado a ser el próximo monarca... También es americano el Garmin, y danés del Saxo Bank, y suizo el BMC de Evans, y canadiense el Cervelo de Sastre... Mientras, Francia apenas conserva un par de escuadras en el UCI Pro Tour, Italia no se renueva, Bélgica ve empequeñecerse al Lotto y España languidece. La vieja Europa no termina de creer en sus héroes: el belga Vandenbroucke fallece tan joven, como antes hizo el italiano Pantani; los novios Riccó, Ricardo y Vania, comparten dosis de CERA... Y una decena de ciclistas españoles dan positivo: Colom, Astarloza, Alberto Fernández, Guerra, Eladio Jiménez, Landaluze, Nozal, Serrano y Redondo.
Cuentan que hace sólo unas semanas las cunetas del Tour Down Under semejaban las del Tour en julio. Miles de seguidores australianos, sudorosos, pedaleaban para ver a sus ídolos. Lo mismo pasará en el Tour de California. Y en la Vuelta a Irlanda. También sucedió durante los primeros años de este siglo en Alemania, hasta que la 'Operación Puerto' desvistió a Ullrich y al Telekom. No hay héroes de barro ni de CERA.
Libras o dólares
Así que el dinero del nuevo ciclismo se paga en libras o en dólares. El euro cotiza a la baja en el parquet de asfalto. El ejemplo que todos quieren seguir es el del Columbia: un equipo americano edificado sobre las cenizas del T Mobile alemán. En dos años ha obtenido 285 triuntos entre sus plantillas masculina y femenina. Su método es la perfección. Su modelo es la fábrica de medallas en que se ha convertido la pista británica.
De ahí y del huerto australiano saldrán las nuevas perlas. Y de América. Allá, el monte Palomar, el punto culminante de la etapa entre Rancho Bernardo y Escondino de la Vuelta a California, se ha convertido en un nuevo Tourmalet. Copado de entusiastas seguidores. En Estados Unidos hay unos 70.000 ciclistas con licencia. Y subiendo. El ciclismo allí es chic. De gente bien. Una buena diana para repartir la publicidad de los futuros patrocinadores. Al otro lado del Atlántico, en España, el ciclismo sobrevive gracias al dinero público. Malvive, en ocasiones.
En 2010, el ciclismo será más aún 'cycling'. Aunque en el fondo, y si se repasa la historia de este deporte, tampoco es la primera vez. El velocípedo nació en un taller de París y en 1868 la firma Michaux se lanzó a la contrucción industrial: doce bicis por día. René Oliver, uno de los ingenieros, pensó que la mejor promoción para su nuevo vehículo sería una carrera. Y la organizó: en el parque de Saint Cloud. Dos vueltas a un circuito de 500 metros. Una aventura para el equilibrio. Aquel desafío inicial lo ganó un inglés, James Moore, miembro del Velo Club París, un grupo selecto. Tardó dos minutos y 35 segundos. De su idioma era también Arthur Zimmermann, estadounidense y vencedor en Chicago del primer mundial de velocidad (1892). América se enganchó a las ruedas. 'New York is cycling crazy (Nueva York enloquece con el ciclismo)', titulaban los diarios en 1901 cuando narraban las sesiones de velódromo en el Madison Square Garden. Ahora vuelven a mandar los nietos de aquellos locos.
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