Hoy me acuesto con...

José Luis Rodríguez Zapatero o ZP (según la ideología de cada uno), presidente del Gobierno (esto para todos aunque muchos no le querrían ahí), ya habló de geometría variable poco tiempo después de ganar las últimas elecciones. Con ello, daba un portazo a la posibilidad de desarrollar algún gran pacto con una fuerza política que diera estabilidad a la legislatura.
Para unos fue una opción acertada; para otros, no. Lo que estoy casi seguro es que nadie pensó en ese instante que los cambios de pareja se sucederían de forma tan radical y brusca a lo largo del baile. Y ya no sólo por lo que respecta al PSOE sino en general.
Así, días atrás, PNV y Coalición Canaria (CC), los dos partidos que permitieron sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado a cambio de jugosas contraprestaciones; se aliaron para votar, junto a otras fuerzas políticas, una proposición de ley en la que se exigía acabar con una vicepresidencia y dos ministerios. Esto es, poco después de dar el visto bueno a los PGE, exigen su remodelación. Tal y como le recordó el PP, estos movimientos no dejan de ser contradictorios, si bien los populares secundaron a los vascos sin ningún reparo.
Pero el apogeo de la geometría variable aconteció, 48 horas más tarde, el jueves. Según recogen los diversos medios de comunicación, el Congreso de los Diputados votó diversas propuestas: ley de Extranjería, la ley de seguridad vial, ley de alquiler y el primer trámite de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas.
En esa jornada, el PSOE logró el más difícil todavía. Para la primera votación, el grupo mayoritario contó con el respaldo de los partidos nacionalistas y UpyD (el partido de Rosa Díez). Para la ley de seguridad vial obtuvo el respaldo de todos excepto el PP (que una cosa es acostarse con cualquiera y otra con el gran rival político). Para la de alquiler, tuvo los apoyos de CIU y PNV. Para el primer trámite de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas contó con el refuerzo de ERC, ICV y CC.
Si meses atrás, Gaspar Llamazares, portavoz de Izquierda Unida, acusaba al Gobierno de dar el intermitente a la izquierda, pero girar a la derecha; ahora mismo podría decirse que tanto el Ejecutivo, como el resto de fuerzas políticas se han montado en coches de choque y avanzan sin rumbo fijo, dando bandazos a izquierda y derecha, adelante y atrás. Porque lo más importante ya no son las ideas y la ideología (salvo asuntos muy, muy marcados como la política económica y a veces ni eso), sino la fuerza y el poder.
Claro que luego pasa lo que pasa: Gurtel, Pretoria, etc, etc, etc.

PD: En idéntica línea, el PNV sorprendía días atrás al apoyar la reforma de la ley del aborto. Y es que no olvidemos que el bloque vasco es un partido de derechas y confesional.