viernes, 23 de octubre de 2009

El milagro chino, por lo civil o por lo criminal


Es noticia y motivo de envidia para muchos. China, el gigante asiático, confirma su buena forma física creciendo un 8,9 por ciento en el tercer trimestre de 2009, una subida de un punto porcentual respecto al trimestre anterior según informó el Buró Nacional de Estadísticas (BNE) de China.
La noticia, tuvo eco ayer en todos los medios nacionales y económicos. No es para menos por la importancia del gigante asiático y porque en este mundo global hay que mirar con lupa a todos los actores, especialmente si, como es el caso, representa a una de las grandes potencias del planeta (quizás eso de llamarle emergente se le queda un poco pequeño).
Además, desde estas míseras tierras hispanas con tasas de crecimiento del PIB bajo mínimos, se mira con ¿sana? envidia a nuestros colegas (un motivo más, puesto que hace un año babeábamos con los Juegos Olímpicos que, de momento, tendrán que seguir esperando).
Sin embargo, no nos engañemos. Por una parte, China y España son dos realidades incomparables. De hecho, China no se puede comparar con ningún país europeo y sólo la Unión Europea como bloque puede aguantar el tipo (si es que lo aguanta, que aún así tendría dudas). Meses atrás, leía varios reportajes que hacían hincapié en que, mientras para nosotros, un crecimiento del 6% auparía a los cielos a los patronos que dirigiesen el barco de la economía; en China, un 6% supondrían datos relativamente preocupantes ya que, para soportar el peso y crecimiento de su población, era necesario, como mínimo un 7% o un 8%
Aún peor, no obstante, es la forma de conseguir dicha riqueza en muchos casos. Sin ir mas lejos, el pasado martes, un reportaje de José Reinoso en El País mostraba ese lado oscuro. En el mismo, explicaba como las autoridades obligaban a 15.000 personas a abandonar sus hogares en Jiyuan para no cerrar el mayor complejo de fundiciones de plomo del país. Y es que, según diversas pruebas realizadas entre la población casi un millar de niños de la zona tenían niveles excesivos de plomo en la sangre (en el artículo, se cita un ejemplo en el que un menor supera 50 veces el nivel aceptable en EE UU de plomo por litro).
Para colmo, las familias desplazadas deberán afrontar el 30% del coste del desplazamiento mientras el Gobierno y las empresas aportarán el 70% restante (¿se supone que hay que estar agradecidos?)
Eso sí, a final de trimestre, China muestra la mejor de sus sonrisas para anunciar unos números que provocan suspiros de admiración y envidia en todo el mundo.
¿Vale la pena?

1 comentario:

  1. Como comentario, resaltar la última de las ideas que dejas en la entrada (porque las cifras no son lo mío, que aquí el economista eres tú...jeje): las 15000 personas de Jiyuan que serán obligadas a abandonar sus hogares. Probablemente, se trate de una de esas poblaciones surgidas en torno a una gran industria que es la fuente de empleo para la mayoría de sus habitantes. Me parece perfecto que intenten paliar el mal que ya está hecho en esos niños como consecuencia de vivir allí, pero, ¿alguien ha pensado en lo que está por venir?
    Me refiero al esfuerzo económico que va a suponer para la familia el desplazarse, como ya comentas en la entrada. Además, ¿los padres tendrán que elegir entre la salud de sus hijos y su empleo?recordemos que se trata de los ingresos que les permiten mantenerlos, proporcionarles las necesidades básicas y la educación.
    Si se ven incapaces de elegir y deciden irse por el bien de los pequeños, pero mantener su empleo a una distancia razonable como para que no siga afectando a la salud, deberán emplear buena parte de su tiempo en el trayecto que separa el nuevo hogar del lugar de trabajo...¿quién se ocupará entonces del niño?¿Cuánto tiempo dejará de dedicarle para emplearlo en viajes?
    Como ves, me he traído tus cifras a mi terreno..jeje ¿me odias? Pero vamos, que lo que pretendía es dejarte una reflexión que puede ir más allá de lo obvio que puede verse detrás de una noticia como ésta. ¿Que la fábrica es dañina? pensemos en lo menos malo para la economía...cuesta más mover la producción que a las personas, asi que, si se alejan, problema solucionado: la fábrica ya no es mala, básicamente porque a quien hacía daño está muy lejos. Pero, ¿qué conlleva un cambio como este en las personas?Obviamente, es necesario que la sangre de los niños contenga una cantidad lógica de plomo, pero también tienen otras necesidades menos evidentes.
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