Aunque en todas partes cuecen habas, esta vez no les voy a hablar de las elecciones que se nos vienen encima en nuestro país, sino en las que se avecinan en nuestro vecino francés. Y es que, al igual que en España, 2012 será año de elecciones presidenciales. Unos comicios en los que, según los sondeos, el actual presidente galo, Nicolás Sarkozy podría quedarse fuera de la segunda vuelta (socialistas y, OJITO, la extrema derecha se perfilan como favoritos para la primera vuelta, mientras que la Unión por un Movimiento Popular se resquebraja con varios dirigentes anunciando la creación de formaciones propias con las que presentarse a las elecciones y competir contra su antiguo jefe)
Sea por esta circunstancia, que lo parece, o por casualidad, lo cierto es que el mandatario de la UMP se ha multiplicado en su labor nacional y, sobre todo internacional. Y lo ha hecho apelando a la fuerza y a decisiones polémicas.
En el exterior, Francia ha multiplicado su cara más bélica participando en tres guerras al mismo tiempo: Afganistán y, sobre todo, Libia y Costa de Marfil donde el ‘general Sarko’ se ha puesto al frente de las operaciones para destituir a Gadafi y a Gbagbo.
En el interior, intenta recuperar votos por la derecha adoptando medidas para coartar los usos del islam en la sociedad gala con la excusa de que Francia es un estado laico. Además, impide la entrada de los refugiados que huyen de Libia y Túnez con excusas sobre el desorden público.
Aunque en muchos aspectos apoyo estas decisiones (siempre es bueno acabar con dictadores y subrayar la laicidad de un estado), es evidente que el uso interesado de las mismas y la finalidad puramente electoral las desvirtúa y nos da otro ejemplo de lo que las ansias por el poder pueden provocar. Todo vale con tal de recaudar unos cuantos votos.
Y ya saben lo que dice el sabio refranero español, cuando veas la barba de tu vecino cortar... Así pues, prepárense que vienen curvas.
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