jueves, 20 de enero de 2011

El Rey, entre muchos otros, excomulgado


Lo admito, soy un pésimo periodista.
¿Qué por qué les digo esto? Pues porque se supone que uno de los criterios básicos de nuestra labor es la actualidad y yo voy a hablarles en las siguientes líneas de una noticia que, como poco, se remonta a 1989.
Y digo como poco porque los albores hay que encontrarlos en 1567.
Por cierto, otro error periodístico. Aún no les he explicado de qué les hablo (aunque no hay nada como un buen titular jeje): de la excomunión de millones de españoles, entre ellos la flor y nata de la sociedad católica nacional.
Y es que, recientemente, me he enterado de que, desde el siglo XVI, asistir a espectáculos taurinos está prohibido para todo el mundo católico bajo pena de excomunión. Así lo dictó el papa Pío V en su bula De salutis gregis dominici.
Felipe II que por entonces reinaba en España y disfrutaba con la tauromaquia, luchó lo indecible porque se rebajase el castigo y lo logró, en 1596, de la mano de Clemente VIII.
¿Problema? Que Pío V había dejado claro que su bula no podía ser derogada y tenia vigencia perpetua.
Desde 1596, los diferentes dueños del Vaticano han recordado que dicha bula sigue vigente en diferentes oportunidades; la última, en 1989.
Así pues, todos aquellos que han ido alguna vez a una corrida de toros queda automáticamente excomulgado.
Y la lista, les aseguro que es larga.
PD: Ahora que conozco este dato, me será aún más difícil comprender los minutos previos que los toreros pasan en las capillas de las plazas.

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